Mi viaje a Bruselas: Cuando los viajes no salen como los planeamos

por Postcards from IvI

En los viajes y en la vida las cosas no siempre suceden como las planeamos. En mi primer viaje sola a Europa en el 2016 visité Bruselas y claramente el plan no salió como lo imaginaba.

Quizás fue porque el plan fallaba desde el principio. La idea era pasar sólo un día en la ciudad belga, dormir y luego tomarme el tren que me llevaría a Londres en la mañana. Digo que el plan fallaba porque pasar menos de un día en una ciudad es simplemente dar un vistazo pero no es conocerla realmente. De todas formas, como los trenes a Londres parten desde Bruselas, decidí pasar menos de 24 hs en la ciudad sabiendo que no iba a conocerla mucho.

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  • Llegar a la ciudad

Tenía que tomar sólo un tren de Rotterdam (Holanda) a Bruselas, que es sólo una hora de viaje. Alrededor de las 14 hs llegaría a Bruselas y tendría el resto del día para caminar y ver los principales atractivos de la ciudad. Pero no sucedió así. Llegué a la estación central de Rotterdam (un edificio hermoso por cierto) y fui a buscar el número del andén desde el que partía mi tren, pero no aparecía en ninguna de las pantallas.

Pregunté en el mostrador de información y la señora que atendía con muy pocas ganas me dijo: “Ah no pero esa ruta no sale hoy Domingo desde esta estación“. Resulta que habían cambiado la estación sin aviso alguno así que nos trasladaron a todos los pasajeros en micro hacia otra estación. No había problema, sólo eran unos minutos de retraso pensaba.

Llegamos a la nueva estación de tren que estaba completamente desierta y esperamos mirando las vías. De repente en las pantallas apareció un cartel rojo junto al tren que tenía que tomar: cancelado. Todos los pasajeros nos mirábamos desconcertados. No había nadie a quién preguntar, realmente la estación estaba vacía.

Charlando entre pasajeros, cada uno intentando entender el idioma del otro me enteré de que al parecer los holandeses estaban trabajando en el cambio de rieles ese fin de semana y los trenes no iban a sus destinos habituales. El problema fue que tampoco sabía qué tren tenía que tomar porque nadie nos indicaba, en las pantallas sólo aparecía el cartel rojo titilante. Finalmente una mujer holandesa (también pasajera) logró indicarme la combinación de trenes que debía tomar para llegar a mi destino.

Se suponía que iba a ser una sola hora de viaje en un solo tren y terminó siendo un viaje interminable de 3 trenes y un bus para llegar a Bruselas. Desde esa estación en Rotterdam tomé un tren hacia Roosendaal, desde ahí otro a Amberes (Bélgica) y desde ahí otro que finalmente me llevó hasta Bruselas. Ese día terminé recorriendo todo Holanda en tren sin querer.

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El tren paraba en cada estación de Holanda

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  • Llegué a Bruselas, y el hostel?

Finalmente llegué a la estación Central de Bruselas 3 horas más tarde de lo esperado y la ciudad me recibió con lluvia. Había reservado un hostel que estaba a un par de cuadras de la estación así que sólo tenía que caminar, tenía que ser fácil de encontrar. Pero no! No podía encontrarlo. Después de dar un par de vueltas comencé a preguntar a la gente en la calle si conocían el hostel y nadie lo conocía.

Hasta que finalmente un hombre me ayudó. No sabía dónde estaba el hostel pero tomó el papel donde tenía la reserva impresa y comenzó a preguntarle a la gente. Era de Turquía y entendía mucho el idioma pero paraba a cualquier persona que se le cruzaba y le preguntaba la ubicación de mi hostel.

En un momento paró a un tipo que venía andando en bicicleta y él en español le respondió que era de Argentina, que no tenía idea ni de donde estaba él. Obviamente salté yo a decirle “Hola! Yo también soy Argentina!” y como buenos compatriotas nos abrazamos. Resultó ser que el chico era del Chaco, de un pueblo cercano a donde nació mi mamá y toda mi familia. El turco nos miraba con cara de no entender nada.

Seguimos caminando en busca del hostel y en un momento el hombre turco entró a un hotel para preguntar y me pidió que le sostenga el cigarrillo que estaba fumando. Imagínense esta situación: las calles de Bruselas mojadas y yo parada en una vereda con una mochila más grande que mi cuerpo en la espalda y sosteniendo el cigarrillo de un tipo que tiene menos idea que yo de dónde está mi hostel. Y saben qué? Todavía se vuelve más bizarro, wait for it.

Finalmente después de dar vueltas en círculos durante casi media hora encontramos el bendito hostel. Resultó ser que la fachada del edificio estaba en renovación y habían sacado el cartel con el nombre, que estaba escrito en una hoja de papel en reemplazo y les juro que era imposible de leer el nombre.

  • Al fin en el hostel

Agradecí al hombre que había sido tan amable y entré al hostel. Mientras estaba haciendo el check in me di cuenta de que el turco había entrado al hostel y estaba sentado en un sillón del lobby. Decidí ignorarlo y subí directo a mi habitación en cuanto tuve la llave.

Una vez dentro de la habitación me puse a charlar con un chico de China y mientras estábamos hablando se escucharon tres golpes en la puerta. Abrí la puerta y adivinen quién estaba ahí? El turco! No sé cómo había descifrado en qué habitación estaba! El tipo ahí parado me invitó a tomar un café y yo le respondí “No, gracias” pero no me entendió y empezó a preguntar “Qué te gusta? cerveza, agua,gaseosa?” Y yo estaba como “No, no, no. Gracias pero no”. Y le inventé una excusa de que no podía porque me iba a encontrar con un amigo. Por fin entendió que no quería ir a tomar nada con él y se fue.

Ahora recuerdo este momento riéndome pero fue bastante escalofriante que el tipo se aparezca así. Fui y le dije al chico de la recepción que no lo conocía para asegurarme de que no volviera.

  • Disfrutar a pesar del cambio

Después de todas las complicaciones, finalmente estaba en Bruselas. Ya era tarde pero iba a ser mi única noche así que quería salir y ver todo lo posible.

Caminé hasta Grand Place, la plaza principal de Bruselas y comí el mejor waffle de mi vida mientras miraba los hermosos edificios. Luego seguí caminando, metiéndome en chocolatería, pasé por el famoso Manneken Pis y visité las hermosísimas Galerías Reales. Antes de emprender la vuelta al hostel pensé: si esta va a ser mi única noche en Bélgica, necesito probar las famosas papas fritas!. Y así fue, comí papas fritas belgas de postre, mientras caminaba de vuelta al hostel.

A pesar del retraso y de mi corta estadía en la ciudad, pude disfrutarla. Las cosas no habían salido como planeadas pero al final de cuentas estaba ahí, e intenté hacer valer mi tiempo tanto como pude. Para disfrutar de los viajes (y de la vida) lo importante es ser flexible, adaptarse a los cambios que surjan y no desalentarse. Cada cambio de planes puede ser positivo y convertirse en una nueva anécdota.

Grand Place de Bruselas

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2 comments

10 consejos para viajar sola por primera vez - Postcards From IvI agosto 3, 2020 - 2:39 pm

[…] ejemplo: En mi viaje a Bruselas, un local me ayudó muy generosamente a encontrar mi hostel. Al rato de haber llegado tocaron la […]

Reply
Datos y consejos para viajar a Europa por primera vez - Postcards From IvI julio 15, 2020 - 12:29 am

[…] -Llevar impresas reservas de hospedaje, comprobante del seguro médico, pasaje ya que te lo pueden pedir en el aeropuerto u estación de tren. (a mi me sirvió además cuando no encontraba mi hostel en Bruselas). […]

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